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El Boletín 19 de la Asociación Venezolana de Exportadores, AVEX, recientemente publicado, muestra los principales países de destino, durante el año 2016, de las exportaciones no petroleras de Venezuela.

De esas estadísticas se deducen algunas cuestiones que son importantes de analizar y de divulgar.  Estados Unidos aparece como el principal país de destino de las exportaciones no petroleras venezolanas, con 517 millones de dólares, siempre y cuando no se consideren los envíos de oro que el Banco Centra ha realizado a Suiza en el año recién pasado. Sin embargo, si tomamos a América Latina como una unidad geográfica, económica y comercial tenemos que las ventas no petroleras hacia esta región superan a las exportaciones hacia el inmenso mercado norteamericano. Dentro de este mercado latinoamericano destacan Colombia, México y Brasil, como los tres principales países de destino de las exportaciones no petroleras venezolanas, con 186 millones de dólares, 168 millones de dólares y 146 millones de dólares, respectivamente. Les siguen Chile y Costa Rica, con 60 millones de dólares y 18 millones de dólares. Las ventas a estos cinco países suman 579 millones de dólares, lo cual supera en monto de los envíos hacia Estados Unidos.

Las buenas normas diplomáticas mandatan que un país – si defiende sus intereses – no debe pelearse con aquellos países que están comprando sus mercancías. Por el contrario, debe tratar de mantener con ellos las mejores relaciones posibles. Pero de los cinco países mencionados, solo uno, Brasil, pertenece al Mercosur, que es la asociación a la cual Venezuela ha dado tantas pruebas de amor en el transcurso de los últimos años. Desgraciadamente, se han cultivado con ese bloque relaciones altamente centradas en las relaciones personales entre los gobernantes, en la afinidad ideológica, y en las negociaciones poco transparentes de gobierno a gobierno, que son modalidades no dan buenos resultados a largo plazo, como ha quedado demostrado en la relación Venezuela – Mercosur. Con los otros cuatro países mencionados – tres de los cuales pertenecen a la Alianza del Pacífico –  las relaciones diplomáticas no son hoy en día las mejores.

Con los países de la Unión Europea pasa algo similar. Si se toman uno a uno ninguno de ellos aparece como un socio relevante de Venezuela, en cuanto a destino de las exportaciones no petroleras venezolanas. Pero si se toma la Unión Europea como una unidad geográfica, económica y comercial, se tiene que la suma de lo que se envía a los siete principales compradores europeos de productos venezolanos, durante el año 2016, alcanza a los 337 millones de dólares, cantidad menor que las exportaciones a Estados Unidos y a la América Latina, pero que no deja de ser significativa en el contexto de las cifras del comercio exterior venezolano. El año 2015 esas exportaciones sumaron 583 millones de dólares. Sin embargo, Venezuela se ha negado a participar en las negociaciones que Mercosur viene desarrollando para firmar un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, dando la pésima señal de que ese mercado no le interesa.

Hay que tener en cuenta que no participar en las negociaciones que lleva adelante Mercosur no deja a Venezuela en la misma situación competitiva en que se encuentra hoy en día, sino que la hace retroceder y perder eventuales mercados, pues los países del Mercosur conseguirán ventajas comerciales que no obtendrá Venezuela y, por lo tanto, en materia de competitividad –  que siempre es una cuestión de posición relativa de unos con respecto a otros- se empeorará la situación de Venezuela.

 Hay en Venezuela quienes no terminan de entender que la diplomacia debe ser un campo de batalla en pro de los intereses sustantivos y de largo plazo del país, y no meramente una tribuna para la retórica ideológica.