Consideraciones a favor de la Gestión Educativa

La buena dirección consiste en mostrar a la gente normal cómo hacer el trabajo de la gente superior.
John D. Rockefeller

Las instituciones educativas, especialmente las universidades que nos conciernen, deben tomar muy en cuenta cuál ha sido su desempeño en la gestión educativa, así como las nuevas tendencias que le favorezcan en su gestión educativa y poder cumplir eficientemente con su misión.

Al respecto, la Dra. Neyer Salazar (2004), señala, que la administración educativa debe esforzarse continuamente por mejorar los procesos administrativos y gerenciales, por elevar su calidad de gestión y satisfacer las necesidades y expectativas de los usuarios.

Estas tendencias son la base de una administración moderna. De esta manera, se establece la necesidad de conocer la calidad que presta el servicio educativo, con énfasis en el ámbito de la administración educativa. La calidad requiere un juicio valorativo que viene dado por la evaluación.

De ahí, la determinación de profundizar sobre la evaluación del sistema educativo y, por ende, de sus instituciones para su actualización y transformación como respuesta a las exigencias de la sociedad actual.

Deja mucho que decir la gestión educativa en muchas de las universidades nacionales, tópico que se ha descuidado y que afecta significativamente la funcionalidad de la universidad, más, cuando en muchas y aun en los postgrado, no hay buenos sistemas administrativos y gerenciales, trayendo como consecuencia una gestión de servicio de operatividad que deja mucho que decir.

Deben las autoridades encargadas de la gestión de las universidades, centrarse en hacer realidad una buena gestión educativa. Tomando en cuenta todos los obstáculos que se le han presentado y que todavía se dan, así como los nuevos paradigmas educacionales que han surgido, en donde la tecnología comunicacionales desempeñan un rol muy importante que de sabérselas manejar, utilizar beneficiara mucho el hacer eficaz una buena gestión educativa.

Es válido al respecto lo que comenta la fuente mencionada, que las tecnologías de la información y la comunicación que mejor apoyen los procesos que se llevan a cabo en las instituciones y la transferencia y acceso al conocimiento ayudaran en la gestión educativa requerida.

Como también el señalamiento, que con la misma importancia deben incluirse en la formación del profesorado aquellas competencias, no solamente de índole académica sino también competencias administrativas, gerenciales y éticas para que la educación sea de calidad. En relación con esto, Cebrían (1999), expresa: “Hoy, la calidad del producto educativo radica más en la formación permanente e inicial del profesorado que en la sola adquisición y actualización de infraestructuras” (p.1). Sostiene además, que el gran reto de la innovación tecnológica en los centros educativos consiste, en un cambio de mentalidad en el profesorado y en su práctica docentes.

Por su parte Messina (1999), expresa que la formación docente es un campo estratégico de la educación actual, en virtud de que crea un espacio de posibilidad para la transformación del quehacer docente, del vínculo pedagógico y de la gestión e institucionalidad educativa. Esta afirmación se sustenta en la aceptación del rol estratégico que desempeña el profesor en las transformaciones educativa.

Justamente, esto se ha descuidado en algunas universidades, especialmente , la formación del profesorado, el rol que el presente exige con respecto a utilizar eficiente y y productivamente su gestión académica apoyándose en la nuevas tecnologías comunicacionales de las Tic, su incidencia en el nuevo paradigma que ha dado paso a un nuevo aprendizaje, favoreciendo no solamente su crecimiento pedagógico, sino el de mantener actualizado a sus alumnos en los conocimientos que han surgido.

Desde luego, es importante recordar el señalamiento de Hernández (1999), cuando expone que los cambios pedagógicos contemporáneos apuntan a la formación no sólo de competencias científicas y técnicas sino también de competencias sociales requeridas para asumir cambios materiales y culturales radicales. Ello exige del docente una gran responsabilidad y una gran flexibilidad, su compromiso con un proceso continuo de actualización y la disposición permanente a aprender y construir conocimiento sobre su propia práctica. Esta exigencia nos lleva no sólo a la valoración del trabajo y de su producto, sino al reconocimiento del otro. Se trata de desarrollar competencias no sólo académicas sino también éticas.

Otro aspecto interesante a favor de la gerencia educativa, es rescatar lo que exponía el Plan Decenal de la COPRE (1993) sobre, que para considerar una educación de calidad, el sistema debe proporcionar aprendizajes con pertinencia social, productiva, cognoscitiva, significativa y cultural como aspectos a considerar en las reformas educativas del estado venezolano. Sin embargo, a pesar de la existencia de estas políticas la calidad de la educación no alcanzado los niveles óptimos de excelencia.

En este sentido, apunta Salazar, que Torres (2002), afirma, que “la prolongada y profunda declinación que vive Venezuela se debe, en gran parte al tipo de relación que tenemos con el petróleo; a una estrategia de desarrollo industrial errónea y al deterioro sostenido de la educación” (p.35). De acuerdo a lo antes expuesto, se puede inferir que cada vez más, se tienen menos personas preparadas con menos educación y sin formación ética, elementos esenciales para el bienestar de la sociedad. La gente en opinión del autor citado, se forma a través de la familia, la escuela y el trabajo.

Sin duda alguna, es muy importante incluir el componente ético en la formación del profesorado.

En este orden de ideas, Guédez (2002), señala que uno de los roles más relevantes del gerente y/o administrador es, ser un maestro ético para sus subordinados y coparticipantes del entorno.

Definitivamente como han comentado, no existe esa calidad sino hay avance cognoscitivo de los educandos, incluyendo no solo la comprensión del fenómeno sino de la dimensión práctica del saber y del saber hacer (Mayorga 1999).

Se necesita de inmediato transformación es en la gerencia educativa de las universidades venezolanas para garantizar calidad y excelencia académica, no se debe seguir descuidando.

*Fuentes debidamente señaladas

(*) Docente universitario de Postgrado

Web: www.carmorvane.com